Infección de orina en la infancia

La infección del tracto urinario (ITU) o infección de las vías urinarias (IVU), lo que popularmente se conoce como infección de orina, consiste en la infección por algún microorganismo de alguna de las estructuras por donde circula la orina en el organismo, desde que se forma en los riñones hasta que es expulsada a través de la uretra.
La infección puede localizarse en los órganos donde se produce la orina (los riñones), en donde se transporta (uréteres), en donde se almacena (vejiga de la orina), o por donde se expulsa al exterior (uretra). Según la zona donde se localice la infección, los síntomas serán distintos.
La infección de orina es una de las más habituales en la infancia, tras los catarros y los procesos respiratorios. Puede afectar hasta a un 5% de los bebés menores de un año, y a partir de los 3-4 años suele ser más frecuente en niñas que en niños. Te contamos cuáles son sus causas, cómo se manifiesta, cómo se diagnostica y se trata, y qué puedes hacer para prevenirla.

Causas de la infección de orina en los niños

Las causas de la infección urinaria en los niños son múltiples. En los bebés de corta edad una de las causas es la malformación de las vías urinarias, como por ejemplo el reflujo vesico-ureteral. Existen diversos tipos, aunque en casi todos ellos la consecuencia es que la orina queda estancada y no puede excretarse adecuadamente, favoreciendo el riesgo de crecimiento de microorganismos e infección. El germen más frecuente que produce infección se llama Escherichia coli, aunque la buena noticia es que la mayoría de los antibióticos son efectivos frente a él.
Aunque en los bebés menores de un año la prevalencia es igual en ambos sexos, por encima de los tres años suele ser mucho más frecuente en niñas. Esto es debido a la anatomía del aparato genitourinario, aunque por lógica lo podemos suponer: en las niñas la uretra es más corta y la salida de la orina está más cerca del ano, por lo que puede contaminarse a través de gérmenes de las heces. En los niños la uretra es más larga y esta contaminación es más difícil, aunque cuando hay fimosis y el prepucio está muy cerrado, pueden crecer microorganismos que también pueden originar infección.
 
 
 

Tipos de infecciones de orina en la infancia y síntomas

Básicamente podemos distinguir entre dos tipos de infecciones urinarias: la de vías urinarias altas (riñones) y vías urinarias bajas (uréteres, vejiga y uretra). La infección alta o de riñones se conoce como pielonefritis, mientras que la de vías bajas se llama cistitis.
 
    Diagrama de la infección de la vejiga
  • La pielonefritis es una infección importante y que hay que saber reconocer lo antes posible. Se manifiesta con fiebre muy elevada acompañada de escalofríos (hasta 40 o 41º de fiebre), afectación del estado general, y dolor en la región lumbar. En cualquier caso, una pielonefritis es una infección potencialmente grave, que si no se trata adecuadamente puede dejar daño irreversible en el riñón, que puede perder en parte su función.
  • La cistitits o infección de vías bajas no es tan grave como la anterior, aunque si no se trata también puede progresar a pielonefritis. Los síntomas en este caso son distintos: no hay fiebre alta (como mucho, febrícula), y aparece dolor abdominal en el bajo vientre, escozor al orinar, y sensación de micción incompleta. Los niños con cistitis van muchas veces al baño, pero orinan muy poco cada vez. La orina suele tener un olor y color distinto al habitual.
En los recién nacidos y bebés de pocos meses, cuyo sistema inmune todavía no está completamente desarrollado, los síntomas pueden manifestarse no de forma tan evidente, a veces con fiebre no muy alta, rechazo de la alimentación, vómitos, y falta de ganancia de peso…, síntomas muy inespecíficos que pueden ser comunes a infecciones en otras áreas. Por ello, dentro del protocolo habitual de manejo de la fiebre en los bebés pequeños, cuando no hay un foco claro para ésta siempre se hace un examen de orina para descartar la infección urinaria como causa de los síntomas.
 

Diagnóstico de la infección de orina en la infancia

El diagnóstico de la infección urinaria es relativamente sencillo, ya que se basa en el estudio de una muestra de orina reciente. La dificultad no está en el análisis de orina, sino en cómo conseguir obtener la muestra, especialmente cuando se trata de bebés pequeños a los que, evidentemente, no se les puede pedir que hagan pipí en un tarrito, porque todavía llevan pañal.
  • En los recién nacidos y bebés la muestra de orina se recogerá mediante una bolsa colectora. Se trata de una pequeña bolsita de plástico estéril con uno adhesivos que se pegan a la piel del niño alrededor del área genital para recoger la orina tras la micción. Esto, que escrito parece sencillo, suele no serlo, ya que la bolsa se despega, a veces el niño no quiere orinar porque nota algo extraño… Si a los 30 minutos de su colocación no hay orina, hay que quitarla y poner otra nueva, ya que el riesgo de que se contamine con gérmenes de la piel es alto.
  • En los niños que ya no llevan pañal se les pide que orinen en un tarrito estéril.
  • Si no se ha podido recoger una muestra adecuada con las medidas anteriores, hay que recogerla mediante sondaje urinario, es decir, introduciendo una sonda a través de la uretra para coger orina directamente de la vejiga. La posibilidad de contaminación es mínima, pero es una técnica más incómoda, especialmente en los niños.
Muestra de orina para analizar en el laboratorio
Una vez recogida la muestra hay dos tipos de análisis:
  • Análisis rápido mediante tira reactiva de orina: consiste en poner en contacto la orina con unas tiras que tienen distintos reactivos que se teñirán de color especifico en el caso de haber productos patológicos (llamados leucocitos y nitritos). Si la tira es positiva, se deberá completar el análisis mediante visualización al microscopio (sedimento de orina) y cultivo microbiológico.
  • Cultivo de orina: nos da el diagnóstico definitivo, ya que nos dice el germen causante de la infección, pero este resultado no se obtiene hasta al menos dos o tres días después. Por lo tanto, si la tira de orina indica infección, se empieza el tratamiento antibiótico, que siempre estará a tiempo de modificarse según el resultado del cultivo que tendremos después.

Tratamiento y prevención de la infección de orina en la infancia

El tratamiento de la infección de orina en la infancia depende del tipo de infección que padezca el niño o la niña y de la gravedad con la que se hayan presentado los síntomas.
  • En el caso de pielonefritis con fiebre muy elevada y afectación del estado general, se suele requerir ingreso hospitalario para administrar inicialmente tratamiento antibiótico intravenoso. Una vez que la fiebre ha remitido (algo que suele ocurrir en las primeras 48 horas), el niño ha mejorado, y el control analítico muestra que la infección está controlada, se puede dar de alta al pequeño para continuar el tratamiento antibiótico de forma oral en el domicilio. En total suelen requerirse unos 14 días de antibiótico. Aprovechando el ingreso también se puede solicitar una ecografía renal y de vías urinarias para observar si hay alguna malformación.
  • En el caso de las cistitis en la infancia, no se suele requerir ingreso y se da tratamiento antibiótico oral durante menos días. Hay incluso algunos antibióticos que con solo dos dosis en dos días pueden solucionar el problema. Además, será fundamental que el paciente beba mucha agua para eliminar toxinas y favorecer la evacuación de la orina.
Una vez finalizado el tratamiento antibiótico se suele solicitar un cultivo de control, una semana después, para comprobar que el germen causante de la infección ha sido erradicado del cuerpo del pequeño.

Prevención de la infección de orina

Dado que una de las causas más frecuente de infección de orina en la infancia es la entrada de gérmenes desde la zona perianal (sobre todo en niñas), hay algunas medidas que pueden disminuir el riesgo de infección:
  • Niño bebiendo agua de un biberónCambiar los pañales con frecuencia: no hay que exprimir el pañal hasta su nivel de “máxima absorción”, es mejor cambiarlos con más frecuencia y que no estén tan llenos.
  • Utilizar ropa interior de algodón.
  • Enseñar a las niñas (y a los niños) a lavar bien la zona genital después de hacer pipí.
  • En las niñas, lavar siempre desde la uretra hacia el ano, y no al revés, ya que si se hace “de abajo a arriba” se pueden arrastrar los gérmenes.
  • Enseñar a los niños a que hagan pipí siempre que tengan ganas, y no se lo aguanten.
  • Beber agua con frecuencia: es la mejor medida para evitar la infección urinaria.

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