Alergia a los animales
Las sustancias derivadas del pelo y la piel de los animales pueden provocar alergias. Entre los animales domésticos, los gatos y los perros son los que más riesgo conllevan cuando viven en estrecho contacto con los habitantes de la casa.
Contrariamente a lo que se piensa, el pelo de los animales no es el principal causante de la alergia, sino las partículas de caspa. Igualmente, la piel de los animales, al ir renovándose, va desprendiendo pequeñas escamas que pueden actuar como alérgenos.
Las reacciones alérgicas pueden comportar los clásicos síntomas respiratorios y oculares, aunque a veces también pueden aparecer manifestaciones cutáneas como erupciones.
Las personas alérgicas a los animales, al respirar las partículas alérgenas (de caspa y piel) pueden notar los síntomas típicos provocados por otros alérgenos ambientales como:
- Asma
Se manifiestan principalmente como picor de nariz y ojos, estornudos, congestión nasal, mucosidad, lagrimeo, tos, sensación de ahogo y ruidos respiratorios.
Además, el contacto con el pelo del animal, la caspa o la saliva, pueden provocar picor, urticaria o hinchazón en la zona de contacto con la piel o en los párpados.
En algunos casos, pueden producirse reacciones más graves con shock anafiláctico por mordeduras de ratas, hámsters u otros roedores, debido al paso del alérgeno a la circulación sanguínea.
En personas alérgicas a un animal con el que se convive, el contacto diario va produciendo una inflamación progresiva de las vías respiratorias, especialmente de los bronquios.
Se han descrito más de 300 especies animales capaces de producir alergias. Una persona tendrá una mayor probabilidad de desarrollar una alergia frente a aquellos animales con los que tiene un mayor contacto (por ejemplo, a las mascotas como perros y gatos, o un científico que trabaja con ratones en un laboratorio…).
En ocasiones, el propio animal no es el causante directo de la alergia, sino que lo son factores asociados al animal o de su entorno, como presencia de parásitos, garrapatas, mayor concentración de ácaros en el ambiente…
Algunos consejos para reducir el riesgo de alergias A ANIMALES:
La consideración más obvia es que si se es alérgico a un animal, lo mejor es no tenerlo cerca, aunque esto no sea siempre posible sobre todo si se trata de un animal doméstico al que se tiene aprecio.
Estos son algunos consejos útiles para reducir el riesgo de sufrir estas reacciones alérgicas:
- Evitar tocar al animal y lavarse las manos siempre después de hacerlo.
- No dejar al animal entrar en el dormitorio.
- Lavar con frecuencia al animal y sus “juguetes”.
- Ventilar y limpiar la casa con frecuencia, utilizando para la limpieza aspiradores con filtros HEPA.
También podremos usar colirio para reducir el lagrimeo o el picor de ojos que provoca el contacto con el animal.
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