Aguantarse el dolor en la vejez resulta peligroso
El dolor no es una parte normal del envejecimiento, apuntan expertos, y no
debería pasarse por alto. Algunos estudios han arrojado que los pacientes de
edad avanzada tienen menos probabilidades que los adultos más jóvenes de
informarles a sus médicos sobre su dolor. Más bien, muchos sufren en silencio, a
un precio considerable para su calidad de vida.
“La buena noticia es que la gente mayor maneja mejor el dolor, pero la mala
noticia es que lo manejan reduciendo la función y aceptando el dolor como una
consecuencia del envejecimiento”, escribió el Dr. Bruce A. Ferrell, geriatra en
la Universidad de California en Los Ángeles, y sus coautores en Primary Issues,
sitio web para médicos.
“Para mala fortuna, esto pudiera conducir a un ciclo vicioso de menguante
estatus funcional, empeorando la salud general, así como a negligencia hacia
enfermedades remediables y tratables, al igual que dando como resultado, a final
de cuentas, sufrimiento innecesario”, coinciden los galenos.
El dolor no atendido –o no atendido en la medida necesaria– causa
discapacidad y puede apresurar la muerte de un adulto mayor, ya que interfiere
con la capacidad de este para ejercitarse, comer bien o mantener contactos
sociales.
Una creencia errónea en el sentido que el dolor es inevitable es tan solo una
de muchas barreras para una atención apropiada para los ancianos. Otras incluyen
la renuencia a molestar al médico o ser vistos como quejumbrosos, inquietud
sobre la necesidad de pruebas adicionales, adicional al temor a que el
tratamiento requiera cirugía o medicamento que pudiera conducir a una
adicción.
Una vez que el dolor es reconocido en una persona de edad mayor, el siguiente
desafío está en atenderlo de manera apropiada. Justamente como los niños, en
términos médicos, no son adultos en miniatura, los ancianos no son meramente
versiones arrugadas de los adultos mucho más jóvenes. Los cambios en la
composición del cuerpo humano, función de órganos y metabolismo afectan cómo
responde una persona de edad avanzada a la medicación.
La función de los riñones y el hígado declina naturalmente con la edad, así
que evitar tóxicos efectos secundarios pudiera requerir de usar dosis más bajas
de analgésicos. Los analgésicos potentes como los opiáceos administrados en
dosis estándar pueden acumularse en la sangre de una persona anciana, causando
confusión y síntomas similares a la demencia.
Pudiera resultar difícil tomar fármacos por vía oral si el flujo de saliva ha
bajado, si la persona tiene problemas para tragarlos, o si un descenso en el
ácido estomacal impide la absorción.
Se debe elegir un fármaco apropiado en vista de sus posibles efectos
secundarios, interacciones con otros medicamentos y sus efectos sobre los demás
problemas de salud de quien sufre dolor. Los expertos dicen que los fármacos
antiinflamatorios no-esteroideos (conocidos popularmente en EU como NSAID) deben
usarse con cautela entre ancianos porque existe junio riesgo mayor de alteración
gastrointestinal, sangrado y daño a los riñones.
Con demasiada frecuencia, los pacientes de edad avanzada sabotean
tratamientos efectivos esperando demasiado para tomar un fármaco de prescripción
- el dolor es parado en seco cuando ocurre, antes de que se vuelva severo - o
deteniendo la medicación de manera abrupta cuando se sienten mejor. Lo mejor es
tomar la medicación contra el dolor siguiendo un horario consistente, en
particular si el dolor es crónico.
Si bien los fármacos a menudo son esenciales, existen otras formas efectivas
de tratar el dolor. Con frecuencia son de utilidad, ya sea solos o con
medicación, la terapia física, masajes, entrenamiento de fuerza, ejercicios de
relajamiento, yoga, acupuntura, aeróbicos acuáticos, alternar aplicaciones de
calor y frío, meditación, auto hipnosis e incluso escuchar música y jugar con
una mascota o niños.
El dolor artrítico es la queja más común entre los ancianos que viven en
casa. La respuesta típica es la inactividad, que el informe del equipo de
enfermeros describió como una respuesta desaconsejada porque “las consecuencias
de la inactividad pueden ocasionar problemas adicionales para los ancianos”.
Además de buscar un control de dolor apropiado, escribieron los autores, la
gente de edad avanzada debería tratar de “mantener actividades de la vida diaria
en medio de la incomodidad para evitar, quizá, incluso mayores problemas
asociados con la inmovilidad”.
Si usted es un adulto mayor o cuida de una persona mayor, asegúrese de que en
cada visita al médico el doctor pregunte sobre el dolor - su frecuencia,
duración e intensidad - y que después le busque solución al problema. En las
palabras de las enfermeras: “Cada persona, sin consideración a su edad, tiene
derecho a estar tan libre de dolor como sea posible”.
Importante
CONOCER.
CONOCER.
Dolor persistente
Puede llevar a la inmovilidad, depresión, problemas de sueño, pérdida de apetito y aislamiento.
Puede llevar a la inmovilidad, depresión, problemas de sueño, pérdida de apetito y aislamiento.
Adultos con demencia
Pudieran ser incapaces de informar o describir su dolor. Esto podría hacer que se comporten agresivos.
Pudieran ser incapaces de informar o describir su dolor. Esto podría hacer que se comporten agresivos.
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